En la guerra civil española y en la mundial de 1939, algunas mujeres defendieron con las armas su compromiso antifascista. Combatieron al lado de los hombres, rechazando cualquier privilegio derivado de su diferencia sexual y muchas murieron con heroísmo.
Así, una judía de apellido HOROWITZ, que al ser obligada a desnudarse por el jefe nazi de la cámara de gas de Birkenau le tiró el vestido a la cara para quitarle la pistola y matarlo, antes de morir ella acribillada.
EMMA ROCA RODRIGO, antigua militante del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), a la edad de 85 años. Desde que en 1935 se afilió a la Izquierda Comunista y luego, tras la fusión de esta organización con el Bloc Obrer i Camperol, al POUM.
Una vez iniciada la guerra civil en julio de 1936 formó parte de la milicia del POUM que destacó por su participación, junto con las de otras organizaciones, en la defensa de Sigüenza en el frente y desde la catedral de esa ciudad. Mika Etchebehere, una argentina que fue también miembro de esa milicia, recuerda en su obra “Mi guerra de España” a Emma: "tan pequeñita en su mono de miliciana, pero de porte tan marcial que la llamamos ‘nuestro soldadito de chocolate", como una joven enormemente afectada por haber sentido la cercanía de la muerte en los primeros combates. Más tarde fue detenida y encarcelada por los franquistas en Sigüenza, de donde no salió hasta finales del año 47 para exiliarse en París. Allí vivió con su compañero, Enrique Rodríguez Arroyo, "Quique", dirigente del POUM, con quien volvio a Madrid en 1978. Emma fue miembro de la Fundación Andreu Nin.
Así, una judía de apellido HOROWITZ, que al ser obligada a desnudarse por el jefe nazi de la cámara de gas de Birkenau le tiró el vestido a la cara para quitarle la pistola y matarlo, antes de morir ella acribillada.
EMMA ROCA RODRIGO, antigua militante del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), a la edad de 85 años. Desde que en 1935 se afilió a la Izquierda Comunista y luego, tras la fusión de esta organización con el Bloc Obrer i Camperol, al POUM.
Una vez iniciada la guerra civil en julio de 1936 formó parte de la milicia del POUM que destacó por su participación, junto con las de otras organizaciones, en la defensa de Sigüenza en el frente y desde la catedral de esa ciudad. Mika Etchebehere, una argentina que fue también miembro de esa milicia, recuerda en su obra “Mi guerra de España” a Emma: "tan pequeñita en su mono de miliciana, pero de porte tan marcial que la llamamos ‘nuestro soldadito de chocolate", como una joven enormemente afectada por haber sentido la cercanía de la muerte en los primeros combates. Más tarde fue detenida y encarcelada por los franquistas en Sigüenza, de donde no salió hasta finales del año 47 para exiliarse en París. Allí vivió con su compañero, Enrique Rodríguez Arroyo, "Quique", dirigente del POUM, con quien volvio a Madrid en 1978. Emma fue miembro de la Fundación Andreu Nin.
Hasta entonces, las mujeres españolas no andaban solas por la calle. La guerra de 1936 las sacó de casa y de la tutela masculina. CLARA THALMANN, revolucionaria alemana que fue a conbatir quedo impresionada, con el cambio cultural y social, cuando las vio discutiendo en los cafés, de politica, de sexo, de vida, con el fusil en las rodillas. Eran en su mayoría adolescentes, por lo que fueron a la guerra a escondidas de sus padres. Estuvieron en las trincheras y no sólo en los destinos más seguros -y legendariamente femeninos-, como la sanidad o la cocina.
FIDELA FERNÁNDEZ DE VELASCO se jugó un consejo de guerra por pegar al oficial que la había acusado de acostarse con los compañeros. Fidela, hija de taxista, condujo camiones en el frente.
ROSARIO SÁNCHEZ MORA fabricó granadas de mano: metía trozos de cristal, piedra, clavos y dinamita en un bote de leche condensada, y lo lanzaba rápido porque el cordón de la mecha era corto. Una de esas granadas le arrancó la mano derecha. En el hospital, dice, la visitó Ortega y Gasset.
Rosario, dinamitera - poema de Miguel Hernandez
"Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación,
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.
Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosaen
furecida, Rosario.
Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores."
MIKA ETCHEBÉHÈRE y PEPITA URDA alcanzaron el grado de capitanas en el batallón del anarquista Cipriano Vera.
A la comunista JULIA MANZANAL la llamaban Chico porque se cortó el pelo y se vendó los pechos para no distinguirse de los hombres. Solamente una vez, durante un baile en las vacaciones del frente, se puso un vestido.
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