viernes, mayo 16, 2008


Hemisferio Derecho ediciones presenta:

PORNOSTARS Y UN BUEY SOLO

LORD CHESELIN

Este libro de poemas surgió de un encuentro fortuito en la calle. Espero que la salida de este libro provoque más encuentros, fortuitos o no.
Modus vivendi.

Había una vez un buey solo, que se llamaba Solo. La pasaba bien y no se quejaba, lo cual es bastante.

Comía salame y queso con pancito y tomaba whisky, ginebra, pisco y miraba la televisión, leía revistas y periódicos, por océanos de horas. En su pensión, de día y de noche se escuchaban ruidos (ruidos de los vecinos, de la calle, etc.) que él interpretaba como música. Fumaba mucho y tosía mucho, mientras leía las crónicas policiales del diario más amarillo de la ciudad, se sonreía y a veces reía. Se vestía desprolijo como rockstar pero a las que realmente amaba era a las pornostars.

Por las noches no podía dormirse y fumaba mucho y tosía mucho y le dolían los pulmones y la garganta y los vecinos lo escuchaban y pensaban, “qué poca vida tendrá este buey”, y lo pensaban y lo deseaban, deseaban verlo muerto al buey. Muerto el buey se acabó la rabia, decían y se sonreían. El buey pensaba y se sonreía, mientras fumaba, mirando el techo, desde su canoa-cama, que el destino era tan azaroso que posiblemente él vaya al cementerio a despedir los restos de alguno de sus vecinos; y esa idea le gustaba, no por que los odiara, si no porque es hermoso ir a los funerales de gente por la cual uno no siente nada y después, antes de volver a casa, en una mañana despejada, luminosa, sabiendo que uno está vivo. Entrar a un bar, pedir café con leche y tres medialunas, encender un cigarro y toser y sonreírse y comprar el diario más amarillo que podamos comprar.

El buey todas las noches de insomnio recordaba a Jenna, a Rebecca, a Jo, a Nikki y a los buenos viejos tiempos que ya no están, y no se cansaba de enumerar todo lo que se había ido, en una hoja de papel larga y finita :
la casa y el coche que algún día iba a tener,
la gente jugando a las cartas con las palabras,
el equipo musical,
el teléfono,
el futuro,
el perro,
el gato,
la familia,
los trajes,
tener la seguridad de no morir en un hospital publico,
la razón,
disfrazar el horror de cada día a toda costa,
la gente jugando a los dados con las palabras,
el orden,
la ciencia y la técnica aplicada a los electrodomésticos,
un buen control remoto,
los ahorros que se fueron por el caño,
las buenas costumbres,
Chasey,
la Internet,
el confort,
la puntualidad,
algún tipo de premio alguna vez,
Tracy,
la gente jugando al ajedrez con las palabras,
el aburrimiento,
una obra social con una amplia cobertura médica,
la mentira cotidiana,
la gente que no se cansa de morir.
Adiós, hasta siempre, los amo, pensaba para sí y mientras quemaba la hoja de papel larga y finita dentro de un cenicero y se quedaba viendo el fuego, y el humo que se va haciendo figuras en el aire, trataba de consolarse, de pensar en otras cosas, pero era imposible y miraba el libro de Chase que estaba leyendo, que se encontraba en la mesita de luz, al lado del cenicero, cuyo título era, “Sin dinero a ninguna parte".
Paseaba por la ciudad, caminando sin cesar. Mientras miraba la ciudad, filmaba películas con sus ojos. Olía el aire de cada rincón de las calles y los rostros pasaban cerca de su cara. En las horas pico atravesaba la ciudad en trenes repletos, en el más estrecho contacto con el pueblo, aprovechaba para masturbarse.
Lo que mas le costaba era levantarse de la cama. Le costaba ir de compras. Le costaba vivir y le costaba morir. No le gustaba pensar y no le gustaba ser estúpido, le gustaba aparentar ser estúpido. Le costaba moverse y le costaba estarse quieto. Solo un par de días sentía que valían la pena y los demás días, eran días perdidos; y no está mal que los días se pierdan, así como así, como se iba perdiendo todo lo demás.
Perdió el pasado. Perdió el trabajo. Perdió el presente. Perdió la mujer. Perdió el dinero. Perdió el futuro. Perdió la fe. Perdió la guerra. Perdió la paz. El buey nació para perder y perderse y vivir en algún lugar perdido, perdiendo tiempo, perdido en sus pensamientos, tratando de no perder la cabeza, perdido por perdido. Perdió la sonrisa, se le cayó de los labios, y se fue a encontrarla en alguna mesa de ofertas, caminando por la calle con las manos en los bolsillos.
“Si hay miseria que se note", decía el buey en voz alta, como hablando con alguien. Tirado en la cama, mirando el techo derruido por la humedad y con las manos cruzadas sobre su cabeza y el cigarrillo interminable y delicioso en su boca, sonreía, el dolor a veces ríe.
A veces hace sol, y hace buen tiempo, y el buey sale de su cueva y caminando lentamente, mirando todo, como si fuese un extranjero, o mejor, como si la ciudad fuese un café que hay que saborear, va a una plaza. Se sienta en un banco a sentir cómo se deslizan las horas. Horas que son como agua que corre lenta y mira a la gente pastorear y correr, lenta o rápidamente, pensando: “la vida es una mierda, pero a veces sonríe o te guiña un ojo”.
Si tiene dos mangos en el bolsillo va al bar, a tomar un vermú con sus pantalones arrugados y su mirada gacha y esquiva, tan bien estudiada. Sumergido en la canalla supo ser feliz, o al menos pasarla bien, lo cual es bastante.

miércoles, mayo 14, 2008

Mujeres en combate contra el fascismo


En la guerra civil española y en la mundial de 1939, algunas mujeres defendieron con las armas su compromiso antifascista. Combatieron al lado de los hombres, rechazando cualquier privilegio derivado de su diferencia sexual y muchas murieron con heroísmo.

Así, una judía de apellido HOROWITZ, que al ser obligada a desnudarse por el jefe nazi de la cámara de gas de Birkenau le tiró el vestido a la cara para quitarle la pistola y matarlo, antes de morir ella acribillada.

EMMA ROCA RODRIGO, antigua militante del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), a la edad de 85 años. Desde que en 1935 se afilió a la Izquierda Comunista y luego, tras la fusión de esta organización con el Bloc Obrer i Camperol, al POUM.

Una vez iniciada la guerra civil en julio de 1936 formó parte de la milicia del POUM que destacó por su participación, junto con las de otras organizaciones, en la defensa de Sigüenza en el frente y desde la catedral de esa ciudad. Mika Etchebehere, una argentina que fue también miembro de esa milicia, recuerda en su obra “Mi guerra de España” a Emma: "tan pequeñita en su mono de miliciana, pero de porte tan marcial que la llamamos ‘nuestro soldadito de chocolate", como una joven enormemente afectada por haber sentido la cercanía de la muerte en los primeros combates. Más tarde fue detenida y encarcelada por los franquistas en Sigüenza, de donde no salió hasta finales del año 47 para exiliarse en París. Allí vivió con su compañero, Enrique Rodríguez Arroyo, "Quique", dirigente del POUM, con quien volvio a Madrid en 1978. Emma fue miembro de la Fundación Andreu Nin.

Hasta entonces, las mujeres españolas no andaban solas por la calle. La guerra de 1936 las sacó de casa y de la tutela masculina. CLARA THALMANN, revolucionaria alemana que fue a conbatir quedo impresionada, con el cambio cultural y social, cuando las vio discutiendo en los cafés, de politica, de sexo, de vida, con el fusil en las rodillas. Eran en su mayoría adolescentes, por lo que fueron a la guerra a escondidas de sus padres. Estuvieron en las trincheras y no sólo en los destinos más seguros -y legendariamente femeninos-, como la sanidad o la cocina.
FIDELA FERNÁNDEZ DE VELASCO se jugó un consejo de guerra por pegar al oficial que la había acusado de acostarse con los compañeros. Fidela, hija de taxista, condujo camiones en el frente.
ROSARIO SÁNCHEZ MORA fabricó granadas de mano: metía trozos de cristal, piedra, clavos y dinamita en un bote de leche condensada, y lo lanzaba rápido porque el cordón de la mecha era corto. Una de esas granadas le arrancó la mano derecha. En el hospital, dice, la visitó Ortega y Gasset.



Rosario, dinamitera - poema de Miguel Hernandez

"Rosario, dinamitera,

sobre tu mano bonita

celaba la dinamita

sus atributos de fiera.

Nadie al mirarla creyera

que había en su corazón

una desesperación,

de cristales, de metralla

ansiosa de una batalla,

sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,

capaz de fundir leones,

la flor de las municiones

y el anhelo de la mecha.

Rosario, buena cosecha,

alta como un campanario

sembrabas al adversario

de dinamita furiosa

y era tu mano una rosaen

furecida, Rosario.
Buitrago ha sido testigo

de la condición de rayo

de las hazañas que callo

y de la mano que digo.

¡Bien conoció el enemigo

la mano de esta doncella,

que hoy no es mano porque de ella,

que ni un solo dedo agita,

se prendó la dinamita

y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,

puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,

la espuma de la trinchera.

Digna como una bandera

de triunfos y resplandores,

dinamiteros pastores,

vedla agitando su aliento

y dad las bombas al viento

del alma de los traidores."

MIKA ETCHEBÉHÈRE y PEPITA URDA alcanzaron el grado de capitanas en el batallón del anarquista Cipriano Vera.

A la comunista JULIA MANZANAL la llamaban Chico porque se cortó el pelo y se vendó los pechos para no distinguirse de los hombres. Solamente una vez, durante un baile en las vacaciones del frente, se puso un vestido.

viernes, mayo 09, 2008


CAPITANA MIKA FELDMAN.
Una Santafesina en la Guerra Civil Española (1936-39)


Mica Felman nace en Moisesville, Santa Fe, el 14 de marzo de 1902, hija de inmigrantes judíos rusos que huían de la persecución antisemita en la rusia de los Zares.


A los 18 años, Mica Felman se va a estudiar odontología a Buenos Aires. Ya tiene fuertes contactos con la izquierda y es en el grupo Insurrexit donde conoce al amor de su vida, Hipólito Etchebehere, nacido en 1900 en Sa Pareira, Santa Fe, hijo de vascos franceses.La pareja viaja a la Patagonia para reunir dinero con el cual marchar a Europa para participar en los movimientos antifascista y antinazi. Madrid es el primer destino, en 1931, un hervidero revolucionario donde se acaba de proclamar la República. Luego, Berlín y París, donde en 1934 ya forman parte de un grupo trotskista. "Hippo" está enfermo de tuberculosis pero sólo piensa en unirse a las actividades revolucionarias en España. La pareja tiene pasaporte francés y no encuentran problemas para entrar en España pocos días antes que, el 18 de julio de 1936, comience la Guerra Civil.


Se confunden con obreros, campesinos y revolucionarios. Encuentran el POUM, Partido Obrero de Unificación Marxista, afín a sus ideas revolucionarias de oposición al stalinismo. De inmediato, los milicianos encuentran en el argentino "Hippo" al comandante que necesitan. Al mando de Etchebehere, con Mica que se llama ahora Mika, marchan al frente con su Columna Motorizada.Antes de un mes, una ametralladora mata a "Hippo". Desolada, Mika recibe su capote, su fusil y un pañuelo empapado en su sangre. Sigue peleando en Sigüenza, atrapada con sus compañeros en la catedral de la ciudad. La epopeya de Mika continúa hasta que sus propios milicianos deciden elegirla su capitana, la única mujer con mando de tropa en el Ejército republicano, a la que no sólo adoran y respetan sino que siguen hasta la muerte en todos los combates en que la argentina dirige a sus soldados.


La legendaria historia de la argentina Mika Feldman de Etchebehere, la única mujer con mando de tropa en el Ejército republicano, comenzó hace setenta años con el inicio de la Guerra Civil Española. En la decisiva batalla por Madrid, en noviembre de 1936, la capitana Mika Etchebehere ocupa un sector del frente en la zona de Moncloa, al mando de la columna miliciana del POUM, un partido de orientación trotskista después perseguido con saña y destrozado por los comunistas. Mal armados, los soldados siguen el ejemplo de valor y convicción de su joven comandante y no retroceden pese a la lluvia de balas de ametralladora y de obuses así como constantes ataques de la infantería fascista. Se defienden con "granadas" caseras hechas con latas de conserva y dinamita.


En su libro "Mi guerra de España", Mika recuerda aquellos momentos: "La trinchera tira por descargas. En sus puestos avanzados, los dinamiteros apuntan a los morteros que el enemigo trata de acercar a nuestras líneas. Las bombas parten a una cadencia vertiginosa Ebrios de cigarros (con los que encienden las mechas), los dinamiteros se arriesgan demasiado, tiran a pecho descubierto, como discóbolos rabiosos. Las ametralladoras cantan, como dicen los milicianos, a ráfagas constantes"."Emparedada" en una trinchera, una zanja empapada de olor a tierra podrida. Mika rehace a sus milicianos, los cuida con mimo, les busca café y comida caliente, sin descuidar ni un instante la solidez de su posición. Empieza un bombardeo feroz, interminable, las explosiones detonan cerca de la capitana, hieren y matan a algunos de sus compañeros. Hasta que un obús cae sobre la trinchera y la tierra podrida sepulta a Mika. Piensa: "Ni bala ni metralla, solamente tierra por todo, pegajosa, hedionda. Ningún grito es posible. Mi boca está en la tierra...sólo el pensamiento funciona, anda, estoy lúcida, demasiado, rechazo esta muerte nunca prevista, sucia, estúpida, infamante."De pronto los compañeros encuentran sus piernas que sobresalen en un montículo humeante. Palas, manos desesperadas, gritos de "¡Mika!, ¡Mika!" y tiran, escarban, hasta que consiguen salvarla. Mika sangra por la boca, la nariz, los oídos. Le echan unos cubos de agua y bebe unos reconfortantes tragos de coñac. "¡A la camilla!, ¡Al médico" La capitana se enfurece. Se queda con los suyos, nada de retiradas aunque la abruma el enterarse que han muerto otros compañeros enterrados como ella. Semiderruida, la posición de la capitana se mantiene.


Y después, la derrota. Primero, los comunistas que siguiendo la política de Stalin se dedican a perseguir al POUM. Mika es detenida bajo la acusación de ser "desafecta a la República". Cipriano Mera, un héroe del movimiento libertario que fue el corazón de la revolución en España, la salva y consigue refugiarse en Madrid. Mika no huye cuando los fascistas toman la ciudad. La detiene una patrulla y enseña su pasaporte francés que la salva. Se refugia en el Liceo Francés y luego sus amistades de París la rescatan.


Vuelve a la Argentina y retoma sus viejas amistades, pero en 1946 viaja a París, donde libra batallas en las barricadas de 1968 y, años después, en las manifestaciones contra los crímenes de la dictadura militar argentina.

A los 90 años, un 7 de julio de 1992, muere la capitana Mika Etchebehere que todavía conservaba el capote y el pañuelo ensangrentado de su amado "Hippo".

miércoles, mayo 07, 2008





Canción de amor


Si te estuvieras ahogando, acudiría al rescate,
te envolvería en mi manta y serviría té caliente.

Si fuera un comisario, te arrestaría
y te mantendría en una celda bajo siete llaves.

Si tú fueras un ave, batiría un récord
y escucharía toda la noche tu trinar de tono agudo.

Si fuera un sargento, serías mi recluta,
y, te aseguro, que amarías al ejercito.

Si tú fueras china, aprendería la lengua,
quemaría mucho incienso, usaría vestiduras raras.

Si tú fueras espejo, me abalanzaría al baño de damas,
te daría mi lápiz labial rojo y te empolvaría la nariz.

Si tú amaras los volcanes, yo sería lava,
incansablemente eruptando de mi oculta fuente.

Y si tú fueras mi esposa, sería tu amante,
porque la Iglesia se opone tenazmente al divorcio.



Joseph Brodsky