lunes, enero 22, 2007

Poema XI

El mundo es un hermoso lugar
Para nacer
Si a Ud. No le importa que la felicidad
No siempre sea
Tanta diversión
Si a Ud. No le importa un golpe infernal
De vez en cuando
Justamente cuando todo está bien
Porque ni en el paraíso
se canta
todo el tiempo
El mundo es un hermoso lugar
Para nacer
Si a ud. No le importa
Que la gente muera
Todo el tiempo
O que sólo desfallezca
Parte del tiempo
Lo que no es tan terrible
Si a Ud. no le pasa
Oh el mundo es un lugar hermoso
Para nacer
Si a Ud. no le importan
Unas pocas mentes paralíticas
En los puestos más altos
O una bomba o dos
De vez en cuando
Sobre su cara mirando hacia arriba
O algunos otros inconvenientes
De la que nuestra sociedad de Marca Nueva
Es víctima
Con sus hombres de distinción
Y sus hombre de extinción
Y sus curas
Y otros patrulleros
Y sus varias segregaciones
Y sus investigaciones en el Congreso
Y otras constipaciones
Que nuestra carne loca
Hereda
Sí, el mundo es el mejor de los lugares
Para un montón de cosas
Hacer la escena divertida
Y hacer la escena del amor
Y hacer la escena triste
Y cantar canciones bajas y tener inspiraciones
Y pasear
Mirándolo todo
Oliendo flores
Y derribando estatuas
Y hasta pensando
Y besando gente y
Haciendo niños y usando pantalones
Y ondeando sombreros
Y bailando
Y nadando en ríos
En picnics
En medio del verano
Y generalmente seguir viviendo"

Pero justo en medio de todo esto
Viene el sonriente
Funebrero.


LAWRENCE FERLINGHETTI de A Coney Island of the Mind

sábado, enero 20, 2007

CAMPAÑA: WASHINGTON CUCURTO A LA BILIOTECA NACIONAL


No se muy bien lo que me espera, pero, de cualquier modo, ire hacia eso riendo.
Moby Dick. HERMAN MELVILLE.
¡Basta de falsas disyuntivas!
¡Ni Tarcus ni González!

WASHINGTON CUCURTO A LA BIBLIOTECA NACIONAL

Campaña en pro de la nominación de Washington Cucurto para ocupar el cargo de Director de la Biblioteca Nacional.
Para comunicar adhesiones y sumarse a la cruzada escribir a: Señor Santiago
Vegacucurto@yahoo.com.ar

DESNUDA

Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a las sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando nacistes de nuevo entre mis piernas.

(Roque Dalton. El Turno del Ofendido. Cuba. 1962.)