martes, mayo 24, 2011

Barba Jacob - ETCÉTERA AZUL



¡Compense mi dolor con mi locura, y nadie a sido más feliz que yo!
PORFIRIO BARBA JACOB



Porfirio Barba Jacob, el más conocido seudónimo de Miguel Ángel Osorio Benítez, nació el 29 de julio de 1883 en Santa Rosa de Osos, Colombia, hijo de Antonio María Osorio y Pastora Benítez, se crió con sus abuelos en Angostura, México.



Luego de fundar en Bogotá, hacía 1902, el periódico literario “El Cancionero Antioqueño”, que dirigió como Marín Jiménez, escribió la novela “Virginia” que nunca vio la luz pues los originales fueron incautados por el alcalde de Santa Rosa por inmoral, cosa que nos recuerda que la tarea facil de moralizar a otros es cosa de canallas. En 1906-1907 en Barranquilla escribió sus primeros poemas que hicieron parte de “Campiña Florida” donde apareció su más conocido poema: “Parábola de la vida profunda”.



Cuenta la leyenda que Barba Jacob se inicia en la marihuana en Monterrey, México, a los 26 años, el 29 de agosto de 1909. Esa noche hubo un diluvio sobre la ciudad, inundándola y causo más de 6.000 víctimas, en ese momento él era periodista y esa noche de bautismo tubo que cubrir esa impresionante catástrofe para un diario, años después recordaría; “Yo celebre mis nupcias con la Dama de Cabellos Ardientes. Fue una noche de tormenta horrorosa cuando la ciudad se había inundado hacia los barrios obreros y seis mil cadáveres pregonaban la inocencia de la catástrofe...” El poeta desde ese momento hizo de la marihuana una bandera, y esta presente en poemas como “La balada de la alegría”, “La dama de los Cabellos Ardientes”, “En la Muerte del poeta” y “Acuarimantima”.



Adoptó el sobrenombre de Ricardo Arenales, que usó hasta 1922, cuando en Guatemala, lo cambió por Barba Jacob que conservó hasta su muerte. Utilizó otros seudónimos: Juan Sin Miedo, Juan Sin Tierra, Juan Azteca, Junius Cálifax, Almafuerte, El Corresponsal Viajero y otros más.



En Centroamérica, México y EE.UU. colaboró en periódicos y revistas.



Fue amigo de Porfirio Díaz quien desde 1876 se hizo del poder en México y estableció un sistema dictatorial caracterizado por la corrupción y un desordenado intento de modernización (sus seguidores se hacían llamar “los científicos”). Al presentarse a la reelección en 1910, estallo la revolución mexicana. Al ocupar los sublevados Ciudad Juárez, renuncio y se exilio en París.



Por lo cual el señor Jacob tuvo que huir a Guatemala, de donde tuvo que salir en 1915 a Cuba por desacuerdo con el dictador Manuel Estrada, el cual ocupo la presidencia de Guatemala en 1898 y se mantuvo en ella 22 años, en 1920 fue derrocado por una revolución y murió en prisión.



En 1918 vivió en México y vivió en Ciudad Juárez, El Paso y San Antonio, donde se dice que escribió una biografía que luego se perdio de Pancho Villa. Mientras Barba Jacob era director de la Biblioteca Publica de Guadalajara en el estado de Jalisco, tubo la oportunidad de ser visitado por Don Ramón del Valle Inclán. Escritor Español, autor de innumerables obras teatrales, las cuales renovaron la dramaturgia de su país, y de innumerables novelas. Su biógrafo, el gran escritor y polémico Fernando Vallejo relata “De esta visita dieron cuenta los periódicos; de lo que no la dieron fue de que el poeta y su ilustre huésped allí estuvieron fumando marihuana”. Al salir de México hacia, España, Valle Inclán llevaba una silla de obispo con el respaldo y el asiento rellenos de marihuana. En el volumen de Poesía “La pipa de Kif” se encuentra el fruto del encuentro con Barba Jacob, además de la silla, obvio es decir.



En 1922 fue expulsado por el presidente General Álvaro Obregón el cual fue parte de la camarilla que eliminaron física y políticamente a Pancho Villa y a Emiliano Zapata, gente con la cual estaba pegado nuestro eterno fumador. De todas formas al General no le duro tanto la suerte, reelegido en 1928, murió asesinado, apenitas juro.



Volvió a radicarse en Guatemala, por poco tiempo ya que fue expulsado del país en 1924, por el General Jorge Ubico, hombre que desde 1921 domino los destinos de la república Guatemalteca y fue presidente hasta 1944, año que fue derribado por un movimiento popular y se exilio en EE.UU. la madre patria de los vende patrias.



Se instaló en El Salvador. En este país, cosa curiosa, pero no rara los que saben que la familia es lo primero , entre 1913-27, el gobierno estuvo en manos de dos familias las cuales tenían todo el poder, el dinero y todas esas cosas que no son dominio del espíritu: los Meléndez y los Quiñones, las cuales se turnaban en el poder. Cave aclarar, esto para decir que fue deportado por el presidente Quiñones & Fía. Aunque pensamos que la familia Meléndez hubiera hecho igual. Cuando se retiraba del país un empleado de la dirección de Sanidad, vio un extraño paquete entre las pertenecías del poeta, para demostrar que no era ninguna cosa rara, el intelectual de nuestra historia, encendió uno para el y como no era de los que no convidan, le ofreció un armado de canabis también al empleado, que lo fumo y antes de poder decir “gracias por el fuego” el hombre custodio de la salud y el orden de su bienamado pais comenzó a golpear a la gente que lo rodeaba. Demostrando que algunos productos te convierten en lo que sos. Mientras la gente de seguridad & otros esbirros, trataba de contener a su compañero a palos, el señor Barba ofendidísimo e indignado, por esa triste escena, cerro las maletas y se fue fumando lo mas pancho a otros lares, menos preguntones.



Cansado de las vicisitudes del oficio de escritor, periodista y no pudiendo acomodarse en ninguna dictadura, ni gobierno revolucionario, vivió entonces haciéndose pasar como cura en Honduras, luego se canso y se fue a Nueva Orleans y Cuba, ya sin su disfraz de sacerdote, tan poco adecuado para los lugares calidos y pachangueros.



En 1926 viajó a Lima.



En 1927 regresó a Colombia, después de una ausencia de dos décadas a los 44 años; tras algunos recitales y trabajar en “El Espectador”, se marchó para no volver.



Vivió nuevamente en Cuba, donde conoció a Federico García Lorca.



En 1930 se radicó definitivamente en México.



En 1934 el periodista José Pérez Nuño lo entrevisto en Tampica para el diario “La tribuna” de esa ciudad, le pregunta si fumaba marihuana y Barba Jacob le contesta secamente que sí.

-¿Qué siente usted?- interrogo el periodista.

-Me siento una etcétera azul.



Murió tuberculoso en Ciudad de México, el 14 de enero de 1942. Así que si pasan por allí vayan a verlo, no dejen solo un ramo de flores, ustedes saben que dejarle envuelto en hermosas rosas blancas

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